Hola Latino, el día de ayer se llevó a cabo un hecho histórico en la frontera colombo-venezolana (que incluso llevó a la alcaldía de Cúcuta a declarar como día cívico el 22 de febrero en esta ciudad) con el fin de presionar pacíficamente al gobierno de Nicolás Maduro para que deje pasar la ayuda humanitaria enviada por los EEUU, el megaconcierto Aid Live Venezuela, en el que participaron más de 30 artistas de talla nacional e internacional patrocinados por el empresario británico Richard Charles Nicholas Branson, un capitalista billonario, propietario de Virgin Group, una marca reconocida a nivel mundial, de la cual hacen parte más de 360 empresas, entre ellas aerolíneas, hoteles, disqueras, telecomunicaciones y hasta algunas relacionadas con viajes al espacio, network marketing y Bitcoin. Así mismo, mientras transcurría el evento fueron apareciendo en medios como redes sociales y WhatsApp seguidores y opositores de este movimiento, cada uno con sus propias convicciones y sus propios argumentos, pero, en algunos casos, con una actitud ofensiva que incita a la violencia, dejando mucho que desear de nuestra cultura en Latinoamérica. ¿Acaso nos estamos fanatizando?
Para empezar, debemos tener claro qué es y qué no es un fanatismo. Un fanatismo es una condición mental autoimpuesta o impuesta por terceros que se manifiesta con una pasión exagerada e irracional en defensa de ideas o creencias que no tienen soporte ni evidencia científica y que el fanático considera como verdad universal sin tener en cuenta el punto de vista de los demás, llevándole esto en muchos casos a odiar o incluso agredir a sus opositores. Un fanatismo no es necesariamente una creencia religiosa basada en principios y valores humanos como la ética y la compasión, que pueden llevar a un estilo de vida saludable tanto para el creyente como para quienes le rodean.
¿Dónde podemos encontrar fanatismos? Los fanatismos surgen en áreas de nuestra vida con un fuerte peso “emocional” precisamente debido a la falta de educación en esas mismas áreas, dichas áreas son por ejemplo: la religión, la política, la sexualidad, el dinero e incluso, en casos más positivos, en el arte, el deporte, la ciencia y los negocios. Es así, por falta de educación emocional en todas o algunas de estas áreas que surgen defensores y detractores de una u otra religión cristiana o no cristiana; de la izquierda o la derecha política; de la democracia o la monarquía parlamentaria; de la paz o la guerra; del machismo, el feminismo, el aborto o la comunidad LGBTI; del capitalismo o el socialismo; de la riqueza o la pobreza; de emprender o ser empleado; de prohibir o permitir algo por medio de leyes gubernamentales o reglas impuestas por los mayores en casa; y hasta de qué música deberíamos escuchar, qué programas de televisión deberíamos ver, qué libros deberíamos leer y con qué personas nos deberíamos relacionar; en fin, de lo que un grupo de personas determinado considera que es bueno o que es malo. De hecho, se suelen presentar casos de gente muy bien educada en alguna de estas áreas, pero que por alguna razón creen saberlo todo sobre todas las demás, quizá por la sensación de que saben más que el promedio en el área que sí se educaron (el ego puede cegar a cualquiera, incluyéndonos), y que terminan pensando, hablando o actuando de una manera contradictoria o perjudicial para sí mismos o para los demás.
El fanatismo positivo es aquel en el que en lugar del odio y la violencia, se despierta la unión y la celebración entre personas a pesar de sus diferencias, por ejemplo, cuando los fans de un artista determinado asisten a verlo en concierto, cuando los hinchas de un equipo deportivo o atleta acuden a verlo competir, cuando alguien estudia una carrera o realiza una labor a pesar de las dificultades por el propósito que esto tiene. En tales casos no hay necesidad de intervenir con psicólogos ni fuerzas armadas, pues son los mismos fans los que buscan estas experiencias para su ocio o crecimiento y con ello no están atentando contra la vida de personas de gustos diferentes.
Por otro lado, el fanatismo negativo, generalmente es impuesto por élites, especialmente a través de sofismas de distracción y de medios masivos como instituciones y telecomunicaciones. Dicho fanatismo tiene para las élites un único fin: “conservar el poder destruyendo el conocimiento o impidiendo su libre acceso a este”. Si eres millennial, quizá te preguntes: ¿por qué no me enseñaron en la escuela a lidiar con los retos de la vida real? ¿por qué lo que veo en televisión no me funciona en la vida real? ¿por qué los que predican en determinada congregación no aplican en su vida personal lo que predican en la congregación? o quizás no, quizás sólo te parezca que estamos exagerando, no obstante, cada vez son más los millennials (y de otras generaciones), que no creen en grandes marcas ni en instituciones ni medios tradicionales, tal es el poder de Internet, pero en especial, de la autoeducación.
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Para vencer los fanatismos que destruyen nuestra sociedad y poder convivir en armonía podemos recurrir a métodos científicos, ya que son los más confiables y existe un método en especial que podemos aplicar en Mundo Didáctico para llevar paz, libertad y progreso a nuestros países de América Latina, este método se basa en 4 pasos:
- Aprende a aprender (autoedúcate y practica lo aprendido)
- Aprende a enseñar (mejora tus habilidades de comunicación)
- Enseña a aprender (recluta y muéstrale a otros el camino)
- Enseña a enseñar (duplícate empoderando a tus seguidores para que sean nuevos líderes)
Vale la pena aclarar que dicho método no fue inventado por nosotros, su origen es desconocido pero está comprobado que funciona, pues desde hace décadas cientos de compañías, familias y naciones de primer mundo lo vienen implementando y sus resultados han sido maravillosos ¿crees que en Latinoamérica funcione? Pues ¿qué crees? aquí también ya se viene usando y como todo en la vida, a unos pocos les ha funcionado mucho y a otros muchos les ha funcionado poco, pero no es por el método en sí, es por cada persona que lo implementa.
A medida que nos autoeducamos en temas emocionales y nos forzamos a nosotros mismos a aplicar lo aprendido, estamos saliendo de nuestra zona de confort, estamos creciendo por dentro y dejando los fanatismos a un lado; a medida que mejoramos nuestras habilidades de comunicación, le damos un mejor uso a la tecnología para que no sea esta la que nos use a nosotros y hacemos llegar el mensaje a otras personas indicadas, llegando así a descubrir motivos y razones que nos permiten comprender y tolerar las diferencias de pensamiento que existen en nuestra sociedad. Si lo que buscamos es paz, libertad y progreso, no hay mejor camino para ello que la “educación” o mejor dicho, la autoeducación. Dicha autoeducación debe llevarnos a conocernos mejor a nosotros mismos, nuestra esencia física, intelectual, emocional e incluso espiritual como seres humanos que somos, a desarrollar una conducta sana basada en sacarle provecho a las fortalezas de nuestro propio temperamento y en controlar por medio del carácter las debilidades del mismo; debe llevarnos también a tomar mejores decisiones con respecto a nuestros objetivos en salud, economía, relaciones e incluso como sociedad (familia, vecindario, ciudad, nación, etc), con base en conocimiento científico de las ideas y hábitos que le han funcionado a otras personas y que nosotros también podemos implementar, aunque nunca nos las hayan compartido desde generaciones atrás, aunque seamos latinos, pues si queremos resultados diferentes no podemos seguir haciendo lo mismo. Quejarse y criticar es fácil, pero poner de su parte y contribuir al cambio, eso sí que requiere valor, esfuerzo y compromiso, sin embargo, vale la pena, todo sea por la paz, la libertad y el progreso de Latinoamérica.
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